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Facebook: Se intenta quitar un tatuaje con un rallador de queso

Se arrepiente de hacerse un tatuaje y decide quitárselo de una forma poco convencional, con un rallador de queso.

Queso rallado
Huevos en cocotte
Gemma Meca
  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

Un joven decidió compartir en sus redes sociales una idea un tanto extraña. El protagonista de estas polémicas imágenes se hizo un tatuaje en el brazo, como tantas personas que en su momento deciden ponerse en su cuerpo una señal o símbolo que le representa. Orgulloso de este gesto en unos días su vida cambió radicalmente. Este hombre se enteró de que empezaban las pruebas para cumplir uno de sus sueños, ser policía, pero había un inconveniente. En los requisitos se pedía que los aspirantes no tuvieran tatuajes. Decidió entonces que se quitaría el tatuaje de una forma poco convencional.

El rallador de queso le pareció una buena opción

Lo que tenía en esos momentos a mano y podía servir, según sus ideas para quitarse el tatuaje, era el rallador de queso. Tenía las capacidades adecuadas para eliminar la superficie de cualquier elemento. Lo había comprobado con el queso, la parte superior salía y quedaba perfectamente casi lisa, entonces, decidió probarlo en primera persona.

El rallador hizo su efecto, provocando que el brazo de este ingenioso joven se quedará perfectamente rallado y ensangrentado. Compartió las imágenes en sus redes sociales y empezó a generar un intenso debate. Para muchos había sido una grave irresponsabilidad utilizar un utensilio de cocina para dicho fon. Además, no estar desinfectado, podría haberle causado más daño del que es visible a simple vista. El tatuaje no terminó de desaparecer del todo ante el dolor que el rallador le había causado.

La idea de rallarse el brazo para quitar la parte del tatuaje le llevó al hospital para ponerse la vacuna antitetánica. De esta manera se aseguraba males mayores a los que ya se había producido. Al final, pasadas unas semanas, la herida pudo cicatrizar y mostrar orgulloso su brazo con las marcas del rallador que tanto debate había generado en sus redes sociales.

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